domingo, 9 de febrero de 2014

Para las gatas medio enamoradas, las que viven de noche encima de los tejados observando cómo sonríe la Luna, la noche empieza cuando todos se duermen. Suelen dormir en los tejados. Pasan la noche observando la intensidad de las estrellas creando su propia película con ellas. Cuando las ven danzar su alegría aumenta y una sensación de brío les recorre por todo el cuerpo.
Viviendo en ese momento por un instante puedes olvidar que la sociedad está divida en clases y que los humanos tendemos a clasificarlo todo. Por ese instante tu piel es como un almendro floreciendo en primavera y una sensación de júbilo rebosa dentro de ti. Por primera vez puedes ver a través del humo que te ciega.

Para los humanos idiotas que no se percatan de que siempre hay algo más allá de lo que ven. Si miraran mejor podrían ver hasta los sueños de alguien en su mirada. Perdieron esa capacidad a causa de demostrar que son realmente gilipollas por no saber vivir su vida y darle más importancia a la de los demás. Hablan más de otros que de ellos mismos. Hablan como si tuvieran el pensamiento de que realmente se conocen a sí mismos y por ello pueden criticar a cualquier otra persona. Qué tétricos e ingenuos. Daos cuenta de que os toca vivir vuestra vida, no la de los que parloteáis.

Para los soñadores con una vida inconformista, libre y no convencional: seguid así, a lo vuestro. Nada más que añadir.

Y por último; para mí: regresa y descansa del vuelo que el papel ya se acabó.