sábado, 23 de agosto de 2014

Querido cobarde.

Y entonces llegó la lluvia,
y nos miramos a escondidas
como si fuéramos pecado y error a la vez.
Me he pasado las horas
observando tus botellas vacías
por si encontraba a nuestra estrella brillando.
Grité en silencio
como quien tira lleno de rabia
un vaso al suelo.
En ese momento sentí
como la vida me dio una patada en la cara
y luego me abrazaba arrepentida.

Tú que presumes de haber superado miedos
(des)amores
que conoces mejor que nadie mis monstruos
pero
no entres en mi vida
como si fueras a acariciar mis miedos y quimeras
para que al final acabes riéndote de ellos.
Pero ya fuiste.
Y el pasado tocó mi puerta,
pero ya me daba igual
y lo dejé tirado en la calle.

Muchas personas creen que cuando se van de tu vida
se llevan lo mejor de ti,
pero realmente
desde que se fueron eres mucho mejor que antes.
Por eso,
a mis imposibles,
que un día dijeron que no lo lograría
y ahora ven como lo consigo.