domingo, 25 de noviembre de 2012

Pequeña, ¿no te das cuenta? Noches así te fijas y puedes ver que sigues igual de rota que cuando te hicieron daño la primera vez.
¿En serio esperas que una noche de domingo venga alguien a salvarte? Eliges el peor día. El peor momento. Esperas cuando los demás están esperando lo mismo. El tiempo pasa y tú te quedas quieta mirando como se va. Y si piensas que algún día se va a parar, estás equivocada. Así que asimila de una vez que te vas a quedar con las ganas de que un héroe aparezca esta noche. Asimila de una vez que lo que estás haciendo es de ser una auténtica gilipollas. Asimila de una vez que todavía falta mucho para volver a reconstruirte, a no ser que digas basta y decidas enderezarte, porque aún estás a tiempo no besar el suelo. Por lo tanto no elijas la opción de arrastrarte por alguien que te hace sentir como una puta mierda cuando le apetece. No tienes por qué hacer algo por alguien cuando no va a servir de nada. No es tan difícil abrir los ojos a tiempo. Que sí, que te sientes pequeña entre tanto perro mordedor, pero ¿por qué no empiezas a morder antes de permitir que te muerdan? Es cuestión de echarle cojones, de dejar de pensar en el qué dirán.
Ya me da igual hablar tanto en tercera persona como en primera. De manera que puedo poner la mano en el fuego para pensar que soy lo suficientemente fuerte para poder decidir que esto acaba aquí. Puedo poner la mano en el fuego y quemarme para poder seguir adelante. Voy a quemarme quemando el pasado. Voy a barrer las cenizas, y voy a arder si hace falta.

lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Qué te parece un último trago? Sé que al salir del bar nos gritaremos todo eso que nos hemos callado desde abril, y digamos que si vamos con dos copas de más, duele menos. O eso quiero creer. Al menos, al día siguiente no tendremos resaca en el corazón, y créeme cuando te digo que eso duele más que una simple jaqueca.
Fuimos de bar en bar hasta que no quedó ni uno abierto. Nos acojonemos, quedó pensar que todo acabaría en unos besos y sin la ropa puesta. Error fatal el nuestro. Mejor dicho, el tuyo.
Me hice la loca, no quise escuchar ni una de tus palabras creadas por los celos. Admito que soy culpable de probar otros besos que no fueran los tuyos. No tengo una explicación para ello, en ese momento no me apetecía hacer otra cosa. Pero lo hago lo peor que puedo para que entiendas que no puedo ser tuya. Nunca podré ser de nadie.
Puede ser que esta vez el capullo de la flor sea yo, pero tampoco tenía un por qué de no besar otros labios.

viernes, 9 de noviembre de 2012

A veces vivir es destrozarse a base de ideas. Quien dice ideas, dice recuerdos, y quien dice recuerdos, dice que quiere volver a ese momento; aunque luego acabe hecho trizas. Sí, somos así de autodestructivos y gilipollas.
Nos gusta pensar que toda esta mierda dentro de una semana acabará y volverá a ser como antes. No queremos asumir la realidad. Somos demasiado cobardes. Puede que hayan personas que sí la asumen, pero que tengan cojones de negar que en su cabeza sigue ese pequeño pensamiento de "todo volverá a ser como antes". Nadie puede negar eso, y si lo hace, miente.
Hasta que no logres sustituir ese recuerdo por otro que te haga sentir lo mismo cuando el anterior era más que una simple rememoración, no podrás olvidarlo. Pero ten en cuenta que, cuando eso termine, todo volverá a ocurrir. Es un puto círculo vicioso.