domingo, 27 de octubre de 2013

Voy a llamar a mis domingos en casa "echar(te) de menos".

Cuando me preguntan que
qué quiero ser en un futuro me callo,
pues la única respuesta que me viene a la cabeza
en cuestiones de segundos es
que no quiero ser nada.
Que lo único que quiero es verte reír.
También sé que no tengo ni puta idea de lo que quiero en un futuro.
Es algo así
como tirarse en paracaídas y que éste no se abra
y siento pavor.
Luego llegas con un abrazo y
devastas cualquier síntoma de miedo.
Podría definirte como mi paracaídas.
Aunque,
ya lo he hecho.

"Y mira que hay tontos enamorados en este mundo.."
Que razón tienes Carlos.
Y aunque quiera negarlo, 
soy una de esas tontas.
Pero.. ¿y qué?
Soy feliz.
Soy feliz porque cuando veo su sonrisa siento que
calienta cada recodo de mi cuerpo
y aleja el invierno.
Y, joder, no tengo frío.
Por eso no podéis hablar de hogares cálidos
si no habéis estado entre sus brazos.
No podéis.

Quizás no estemos hablando del mismo grado de locura
ya que seguramente no entendáis la mía.
Sin embargo, decirme
quién no pierde la cabeza
cuando sus labios rozan los míos
en una milésima de segundo
y a mí me parece un milenio.
Fue tan bonito por tu parte
dejarme con la miel en los labios.

Ahora quiero una guerra.
A manguetazos
o a besos.
Tú eliges.
(Yo opto por las dos).

domingo, 13 de octubre de 2013

Roma al revés.

Llega un día en el cual una persona
se enreda en tu cabeza como una canción
y te tiras todo el día tarareándola.
Hace casi 214 días
llegaste tú.
Y aquí estoy,
tarareándote en mi mente 25 horas al día.

Nunca nadie nos va a querer por lo que somos.
Pero déjame quererte
para demostrarte lo contrario.
Aunque sé que a veces soy insoportable
yo puedo amarte hasta que aprendas a quererte como eres.
El miedo no existe si no quieres.
Así que, no temas.
No puedo dejar ir a quien
me salvó la sonrisa
de la cuneta de una carretera.
A quien acogió en su pecho
a la perra abandonada
y la mimó.
¿Quién no ha conocido felicidades de esas que no caben en el torso?

Yo ya no escribo sobre el amor
porque prefiero mirarte.
Y pienso que la única guerra que quiero
es la de mis dientes en tu cuello.
Me es imposible escribir(te) cuando (te) siento.
Pero lo único que puedo decir es que
lo que siento por ti
se llama Roma al revés.

jueves, 3 de octubre de 2013

Que cómo, y yo diría más bien que quién.

Me preguntan
que cómo me salve la vida.
Yo diría más bien que quién lo hizo.
Aunque no estuviera en apuros
llegaste tú y me hiciste ver
que mi barco ya no estaba a la deriva.
Y vi la playa.
Y noté la brisa del mar.
Esa que siempre ha estado
pero que nunca he notado.
Y por eso me cago en los muertos de Cupido
por no haber hecho que te conociera antes.

Deberíais sentiros afortunados cuando encontréis
a alguien que haga que cada abrazo
sea una recarga de felicidad.
Cuando miréis el minutero del reloj
y os deis cuenta de que
queda menos de un cuarto de hora para su abrazo
y os dé un subidón de adrenalina.

Yo me siento afortunada.
Y podría pasarme los segundos manifestando
el por qué me siento dichosa de tenerte.
Y por ello,
tengo más besos pendientes en tu espalda que.

Aprendí a hacer oídos sordos cuando sonreías así.
Y mientras que tu sonrisa brille más que el resto,
me da igual el qué dirán.
Que ladren como perros hambrientos,
que yo soy la única que sabe lo que es la felicidad
porque tú eres la mejor receta contra el desconsuelo.

¿Y qué culpa tengo yo?
Si con cada verso que te escribo
se me pone más rojo el corazón
de tanto quererte.
Eres capaz de convertir el invierno
en primera
con tan sólo un beso.
Y sólo con el roce de tu nariz en mi cuello
consigue que tiemble
en pleno verano
a cuarenta grados.

Así que comprende por qué dormir sin ti los domingos lo llevo muy mal.
Y, al día siguiente,
me es imposible llamarlo buenos días si despierto
con el otro lado de la almohada vacía.
Por ello,
prefiero alquilarme un piso en el hueco de tu cuello
y quedarme a vivir.

Que cada día es una película
y tú eres mi protagonista favorito en cada uno de ellos.