sábado, 26 de abril de 2014

Con S de Sire.

Me pidió unos versos, y ahora
decidme cómo definir a una persona
que es como uno de esos atardeceres
que con mirarlos cinco minutos
ya no puedes parar de sonreír.
Te sientes bien.

Más de una vez hablamos de irnos lejos
persiguiendo a Andrés Suárez de concierto en concierto.
¿Y qué quieres que te diga?
Sería el viaje más bonito y con más sonrisas
que el mundo jamás podría ver.
Que te he visto reír,
llorar,
explotar como un volcán en plena erupción
y luego recomponerte.
Pero hasta así, hasta en tus malas
cualquiera te envidiaría.

Es estúpida (a veces)
y cariñosa como la que más.
Dice que no entiende a la gente,
pero cómo va a hacerlo cuando es ella
la que brilla más que el resto.
Cuando es capaz de debilitar heridas
con tan solo un abrazo.
Y de ello doy fe.

He aprendido que en la vida,
te tienes que quedar
con quien te haga sentir como en casa
y también
que no vale la pena tener a alguien en tu vida
si no te hace sonreír.
Con ella es así
y así será durante un largo tiempo.
Por eso quiero tenerte a mi lado.
Porque quiero deberte mil abrazos durante
muchos años.
Porque quiero hacerte sonreír
cuando solamente quieras llorar.
Que te dejo mis dos hombros
para llenármelos de lágrimas cuando quieras.
Pero a cambio, solo quiero que sigas siendo
como un hogar para mí cuando me das un abrazo.

Te quiero, oliva.

lunes, 14 de abril de 2014

Y joder, vaya casualidad más bonita.

De la noche a la mañana.
Como cuando entra una ráfaga de aire por la ventana.
Así llegaste a mi vida.
Y joder, vaya casualidad más bonita.

Me quedo sin versos cuando te miro,
por eso quiero hacer(te) poesía sin palabras.
Pero es que hablan de tocar el cielo sin saber
que lo más cercano a ello
es acariciarte la cara.

Me como el mundo cuando te como la boca.
Y la mejor adrenalina que
he sentido en mi vida
es cuando me muerdes la clavícula.
Suave. Sin marca. Pero con ganas.
Yo qué sé joder,
intentar explicar esto
es complicado.
No vais a entenderme si no veis
como sonríe cuando digo mis gilipolleces.

No sé si tal vez
conozcáis la diferencia entre sentir que debes proteger
y sentirte protegida.
Nunca nadie me ha dado protección en un abrazo.
Fíjate. Tú. Ahí. En el parque. 
Abrazándome.
Y joder, ojalá se hubiera parado el tiempo en aquella tarde.
Ahora devoro las horas para volver a verte.

Y me callo ya.
No escribo más,
me voy a ver
como se muerde el labio.
Au revouir.