domingo, 27 de julio de 2014

La primera persona del plural.

Como la intensidad
que hay en el eco de una carcajada
a mitad de un orgasmo.
Como los peores vicios.
Como los mejores recuerdos.
Como las ganas de volver
a los cinco minutos de despedirnos.
Como el suspiro que se queda clavado
en mi clavícula cuando te apoyas.
Como cuando encuentras algo o,
mucho mejor,
a alguien
que es increíble de verdad.

Como cuando aprendes
que no tienes por qué ser la de siempre
con personas que ya no son lo mismo en tu vida.
Como cuando sacas tristezas
que no lograbas sacar
de en medio del pecho.
Como quererse a uno mismo.
Como cuando dices algo
que llevas atragantado en la garganta durante mucho tiempo.
Como cuando te enamoras de defectos.
Como cuando te enamoras.

Como cuando cantas
aunque lo hagas de pena y no sepas hacerlo.
Como mi luna en tu cielo.
Como las sonrisas bonitas.
Que por cierto,
dejaos de sonrisas bonitas
si no habéis visto como se ríe de mí
cuando me sale mi vena disléxica.
Como el amor.
Como tú.
Como la primera persona del plural.