lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Qué te parece un último trago? Sé que al salir del bar nos gritaremos todo eso que nos hemos callado desde abril, y digamos que si vamos con dos copas de más, duele menos. O eso quiero creer. Al menos, al día siguiente no tendremos resaca en el corazón, y créeme cuando te digo que eso duele más que una simple jaqueca.
Fuimos de bar en bar hasta que no quedó ni uno abierto. Nos acojonemos, quedó pensar que todo acabaría en unos besos y sin la ropa puesta. Error fatal el nuestro. Mejor dicho, el tuyo.
Me hice la loca, no quise escuchar ni una de tus palabras creadas por los celos. Admito que soy culpable de probar otros besos que no fueran los tuyos. No tengo una explicación para ello, en ese momento no me apetecía hacer otra cosa. Pero lo hago lo peor que puedo para que entiendas que no puedo ser tuya. Nunca podré ser de nadie.
Puede ser que esta vez el capullo de la flor sea yo, pero tampoco tenía un por qué de no besar otros labios.

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