viernes, 23 de agosto de 2013

La lingüística del amor. O, mejor dicho, de ti, amor.

He llegado al punto en el que solamente
me siento como en casa
cuando pronuncias mi nombre.
Al punto en el que únicamente
entiendo el amor
si son tus labios quienes me lo explican
beso a beso por todo mi cuerpo.

No sé si darte las gracias.
No sabía lo que era el amor verdadero hasta que te conocí.
Fue verte y la coraza se me quitó
como se cae la concha de una herida:
rascando por cojones,
aunque duela,
porque no quieres tenerla más.
Quería tenerte dentro y,
aunque sólo quisiera cerrar la puerta para que nunca más te marcharas,
la dejé entornada
para confiar en ti.

En lo único en lo que puedo pensar ahora es en que,
¿de qué me vale escribir a las dos de la mañana
si no puedo girarme y verte durmiendo en mi cama?
Cuando te acostumbras a dormir al lado de alguien
es muy complicado sobrevivir en las noches de soledad.
Y duele.
Es imposible que no duela.

Eres el des(amor) de mi puta vida.
Me da igual que no estuvieras en mi pasado,
ahora lo eres todo:
Mi pasado,
mi presente y
mi único futuro.

Quiero que seas mis putas ganas de comerme el mundo.
Quiero pensar que un día más es un día menos para abrazarte.
Quiero que veas que la parte favorita de mi cuerpo eres tú.
Quiero..

Mucho quiero, quiero, quiero.. pero el Quiero más importante va acompañado de un Te delante.
Te quiero.


1 comentario: