martes, 9 de febrero de 2016

Constelaciones.

No sé vosotros
pero aquí el mar ya no está removido.
En mi pecho ya no hay tormenta y
en mi cabeza hay paz.
Se podría decir que ambos se dieron la mano
cuando leí mi línea preferida en tus ojos.
Quisieron dar bandera blanca a tanto caos
y quedarse meciéndose en tu presente.

De vez en cuando,
sin pretenderlo,
alguien va y te enseña algo nuevo sobre ti.
Gracias por hacerme ver
que lo que hay dentro de mí no es una utopía
y que puedo hacerlo realidad.
Que siempre me hice real.

Nunca me gustaron los límites.
Por eso
la única frontera que me gusta son esos metros
que separan tu cuerpo del mío.
Aunque esa también estoy dispuesta a romperla.

Supongo que cuando dos personas se quieren
su todo llena tu poco
y tu todo llena su poco.
No sé. No me hagáis caso.
Vamos a explicarlo así:
tú eres el Sol
y yo un cuerpo que te orbita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario