lunes, 6 de mayo de 2013

Ya sé que morir
tiene que ser algo parecido
a tener estas putas ganas de abrazarte
y no poder hacerlo.
Y muero.
Pero pasan las horas,
y revivo al día siguiente
con el aroma de tu pelo.

Cariño,
eres de las pocas personas
que no me trata como una lata en el suelo,
ni me usa como un puto saco de boxeo.
Y sé que,
todos los poetas,
hubieran hecho maravillas
utilizando tu nombre en cada poema.
Sin embargo, todos se equivocan
si buscan los mejores versos
en tinta y papel,
ya que el mejor poema
de todos los tiempos
está en carne y hueso:
eres tú y cada meridiano de tu cuerpo.
(Hasta el más escondido;
que seré yo quien lo encuentre,
si éste está perdido.)

Puedo presumir de que
entre tus brazos me siento a salvo,
y morderte es la mejor adrenalina 
que no lograré encontrar ni siquiera
a contrabando.

No oséis clasificarme de yonkie
si no habéis llegado a probar sus besos.
Son la droga más dura que jamás ha existido.
Podéis presumir de ser los creadores
de cualquier nueva tecnología,
pero venga ya, hijos de puta,
no tendréis mérito
si no habéis conseguido hacer que sonría 
y así lograr que pare el mundo en una carcajada.


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