sábado, 1 de septiembre de 2012

Perdona si alguna vez te llaman y nadie contesta. Es que de alguna u otra forma necesito escuchar tu voz, es tan necesario como respirar. Y no me atrevo a hacerlo de otra forma que escondiéndome. Llamarme cobarde, me da igual. Un cobarde se vuelve valiente superando sus miedos, y eso haré. Pero ahora es tarde.

Sí, ya sé que si te fuiste fue por mi culpa. Pero joder, nadie entiende como me sentía. Estaba acojonada de volver a caer en un puto agujero sin fondo. Nadie supo jamás las lágrimas que llegaron a caer por mi cara cuando te fuiste. Nadie supo jamás las noches que mojé mi almohada al saber que jamás volvería a estar abrazada a ti en tu cama. Nadie supo jamás ese vacío que sentí al asumir que te perdí. Nadie entendía nada.

Sin embargo, un día me di cuenta de que no podía vivir contigo ni sin ti. Sí, puede que no tenga sentido, pero es cierto. Si no estabas me faltaba algo, y cuando estabas muchas veces se me caía el mundo a los pies, pero otras muchas era todo tan precioso. Aun así, acabé jodida.
En fin, mi oportunidad se fue. Espero volver a rozar tus labios algún día. Pero ahora toca seguir adelante, dejar todo atrás. Tengo puertas abiertas, tengo que avanzar por mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario